El periodismo gonzo de Elena Garro

The gonzo journalism of Elena Garro

 

Angie Jennifer Anticona Alegre

pcavaant@upc.edu.pe

 https://orcid.org/0000-0003-2306-4827

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Perú

Recibido: 04/09/2024

Aceptado: 19/11/2024


Para citar este artículo:

Anticona, A. J. (2024). El periodismo gonzo de Elena Garro. Correspondencias & Análisis, (20), 168-192. https://doi.org/10.24265/cian.2024.n20.06 


Resumen

En el periodismo gonzo, el reportero o periodista se convierte en el eje central de los hechos, pues su subjetividad cobra gran relevancia en la narración. Precisamente, eso fue lo que hizo la periodista y escritora mexicana Elena Garro cuando convivió con las reclusas de la Casa de Orientación para Mujeres. Su finalidad era conocer en carne propia cómo vivían ellas y enterarse de qué manera eran tratadas por las autoridades del reformatorio. Para cumplir con dichos propósitos, Garro fingió ser una ladrona, pues de esa forma su ingreso a aquel lugar sería más sencillo y nadie sospecharía de sus verdaderas intenciones. El objetivo del presente estudio fue analizar el reportaje periodístico «Mujeres perdidas. Reformatorio de señoritas», publicado por primera vez en la revista Así en 1941, reeditado, luego, por Gonzo periodismo policiaco retro 01. de Producciones El salario del miedo en 2014 y publicado posteriormente en la página web Metrópoli Ficción en 2017. Esta investigación tuvo un nivel descriptivo, cualitativo y no experimental. Se utilizó la técnica de análisis de contenido y su instrumento fue la matriz de análisis. En este caso, se empleó la teoría feminista con el propósito de observar cómo el trabajo de Garro intenta romper con los parámetros tradicionales sobre la figura de la mujer en la sociedad. La población ha sido igual a la muestra: un reportaje periodístico de Elena Garro.

Palabras clave: crónica periodística, reportaje, periodismo gonzo, Elena Garro, periodismo policial, periodismo narrativo latinoamericano, feminismo

 

Abstract

In gonzo journalism, the reporter or journalist becomes the central axis of the events, as their subjectivity takes on great relevance in the narrative. That was precisely what the Mexican journalist and writer Elena Garro did when she lived with the Women’s Orientation House inmates. Her goal was to see firsthand how they lived and find out how the authorities of the reformatory treated them. To fulfil these purposes, Garro pretended to be a thief because, in this way, her entry into that place would be easier, and no one would suspect her true intentions. The present study aims to analyse the journalistic report «Mujeres perdidas. Reformatorio de señoritas», first published in Así in 1941 and republished by Gonzo Periodismo Policiaco Retro 01. de Producciones El Salario del Miedo in 2014 and later published on the website Metrópoli Ficción in 2017. This research was on a descriptive, qualitative, and non-experimental level. The content analysis technique is used, and its instrument is the analysis matrix. In this case, feminist theory will be used to observe how Garro’s work attempts to break with traditional parameters regarding women’s figure in society. The population is the same as the sample: a journalistic report by Elena Garro.

Keywords: journalistic chronicle, reportage, gonzo journalism, Elena Garro, police journalism, Latin American narrative journalism, feminism

 

Introducción

Todo periodista tiene como objetivo obtener información importante sobre un hecho de interés público. Existen diversas herramientas que puede utilizar para lograr dicho propósito. La más común es la entrevista, que permite conocer directamente los pormenores de un suceso. Sin embargo, esta técnica no siempre es eficaz, pues en ocasiones las personas no están dispuestas a contestar, ya sea por pudor o reserva. Cuando suceden este tipo de imprevistos, el periodista debe recurrir a otro tipo de recursos, como, por ejemplo, el periodismo gonzo. Esta actividad posibilita que el reportero se inmiscuya en el escenario de los hechos, lo que genera que este se convierta en parte esencial de la noticia.

La periodista y escritora mexicana Elena Garro ejerció este tipo de periodismo gonzo, cuyo fundador es Hunter S. Thompson. Ella pudo conocer y vivir en carne propia lo que implica estar en un reclusorio, pues, gracias a que se hizo pasar por una ladrona, llegó a insertarse en ese lugar. Esta situación favoreció a Garro para que pudiese interactuar con las presas, ya que, si es que se acercaba a ellas como una reportera, quizá las reclusas se hubiesen mostrado distantes y no habrían querido brindar ningún tipo de información.

La forma en la que se presentan los hechos en estos reportajes de periodismo gonzo tienen una particularidad. Según Paneque (2021), por un lado, está una parte testimonial, pues hay una primera persona que cuenta los sucesos y, en otra instancia, se encuentra un narrador omnisciente que sabe todo lo que ocurre. A pesar de que está ajeno a la historia, muestra un tinte de subjetividad en su visión de lo que cuenta; es decir, no se limita a informar.

El reportaje de Garro da cuenta de que el periodismo gonzo es un ejercicio que tiene puntos en contra y a favor. La principal ventaja es que, gracias a la inmersión de los reporteros a un mundo ajeno, los lectores pueden conocer en carne propia una determinada situación. Por ejemplo, en el caso de este trabajo, es posible saber a ciencia cierta cómo viven las presas en el reclusorio. Sin embargo, este involucramiento en los hechos por parte de Garro acarrea que nos cuestionemos hasta qué punto es prudente que un reportero arriesgue su vida con el objetivo de llegar al meollo del asunto y al fondo de los hechos de lo que está investigando.

Periodismo gonzo

En el artículo «Periodismo encubierto para la denuncia social», de Fernández (2012), se indica que Nellie Bly, Jack London y Hunter S. Thompson han cumplido una labor muy importante dentro del periodismo encubierto. Este tipo de actividad, también conocido como periodismo gonzo, permite que el periodista pueda inmiscuirse en un determinado espacio con la finalidad de dar a conocer un secreto o algún tipo de injusticia difícil de desenmascarar. Por ello, puede afirmarse que, luego de haberse sumergido en una determinada circunstancia, el periodista también cumple una labor ética.

Además, Paneque (2021) señala que un punto esencial del estilo gonzo es el contexto en el cual se enmarca la noticia, ya que este puede adquirir un matiz de crítica. De esa manera, el periodista no solo se encarga de revelar un problema, sino también de mostrar su punto de vista y generar una mirada crítica en el lector. Al respecto, Fernández (2012) afirma que una figura importante del periodismo gonzo es Gûnter Wallraff; él destaca por haber desempeñado distintos roles, tales como inmigrante turco o neonazi, con el objetivo de investigar y desentrañar irregularidades, como corrupción, manejos ilícitos o maltratos a trabajadores. Es decir, toda acción que vulnere los derechos y la integridad del ser humano.

El papel ejercido por Wallraff representa una labor heroica, pues arriesgó su vida al haber visitado espacios peligrosos, donde había gente delincuencial, que pudo haberle hecho daño o descubierto que él era un infiltrado. Sin embargo, él no fue el único periodista osado en tener el deseo de mostrar una realidad carente de valores, donde prima la ilegalidad y la criminalidad. En la tesis El periodismo literario en España: características y tendencias actuales (Fernández, 2017), se sostiene que el periodismo gonzo de Hunter S. Thompson y el «nuevo periodismo» solían enfocarse en temáticas controversiales y polémicas que no tendrían espacio ni aceptación en diarios tradicionales. Ello es señal de que los medios comerciales, para seguir teniendo aceptación del gran público, no deseaban arriesgar y colocar noticias sobre temas que podrían generar discrepancias. Más bien, preferían continuar difundiendo hechos concretos, objetivos, que no propicien opiniones disímiles, pues de esa forma no se incomodaría a los lectores y no perderían audiencia ni aceptación.

Cabe recalcar que en el periodismo gonzo se pueden emplear distintos recursos literarios. En el artículo «‘Du weißt, dass ich Journalist war’: Gonzo Journalism y autoficción en la literatura pop», de Paneque (2021), se afirma que el periodismo gonzo, surgido en la década de los años setenta, al igual que el género de la autoficción, muestra elementos de la realidad y también se puede tomar la licencia de admitir piezas ficticias; o, también, tomar prestados ciertos recursos de la literatura. Fernández (2017) señala que una herramienta, utilizada por Thompson, es el narrador testigo, empleada en su obra Hell´s Angels.

Los reportajes llevados a cabo por Thompson representan un gran hito en el mundo del periodismo gonzo y le han servido de inspiración a grandes periodistas. En el artículo «El periodismo que contará el futuro», de López (2016), se sostiene que el reportero Joe Sacco sintió gran interés por los trabajos realizados por Hunter Thompson, sobre todo, el hecho de inmiscuirse en un espacio cultural distinto al que uno pertenece. Esta labor simboliza una forma de investigar, pero también un método acerca de cómo convivir con personas diferentes a uno, comprender su idiosincrasia, costumbres y formas de vida.

Periodismo policial

En la tesis Cobertura a las noticias sangrientas en los diarios impresos de Arequipa 2016, de Ramos (2017), se señala que el periodismo policial se caracteriza por narrar eventos vinculados con el ámbito criminal e ilícito. El foco principal de la noticia se centra en hechos violentos, personajes delincuenciales y, sobre todo, en contar un suceso actual para no perder el interés noticioso. Por ello, es muy importante que el periodista esté pendiente del acontecer diario para no perder de vista ningún detalle que lo conduzca a una historia criminal.

Para que el periodista pueda realizar su labor con eficacia es necesario que interactúe con otras personas, que lo ayuden a desentrañar los enigmas de un acto delincuencial. En la tesis El periodismo en las investigaciones de sucesos: relación con el ámbito policial y judicial, de Brito et al. (2021), se resalta que el periodista debe tener un vínculo cercano con los policías y agentes judiciales, pues ellos le brindarán la información necesaria para reconstruir los hechos. Si por algún motivo ellos no desean cooperar, el periodista tendrá que buscar alguna vía por la cual pueda obtener los datos que le hagan falta. El objetivo es llegar a la verdad y que no queden cabos sueltos.

A veces ocurre que, en ocasiones, los agentes de la policía no desean exponer mucha información, pues podría tergiversarse lo que digan. Sin embargo, es necesario que manifiesten gran parte de lo que saben, caso contrario, habría un clima de tensión y suspicacia (Brito et al., 2021). Ellos deberían ser los aliados perfectos de todo periodista, pues su labor radica, justamente, en investigar y llegar a descubrir qué fue en realidad lo que sucedió.

Asimismo, De la Vega (2014) sostiene que las fuentes son un medio importante a la hora de construir un relato policial. Por un lado, se encuentran los testimonios indirectos brindados por policías o especialistas y, por otro, están las víctimas, testigos y victimarios. Es crucial que en la narración estén estos dos tipos de fuentes. En relación con las víctimas de violencia, Ramos (2017) subraya que es importante que la prensa respete su privacidad. La empatía es fundamental en este tipo de casos, debido a que las personas vulneradas o agredidas pueden presentar daños a nivel psicológico.

Por su parte, en la tesis La noticia policial: un género periodístico diferente. Un análisis del cómo y el porqué del lenguaje periodístico usado por Clarín y Crónica en el caso García Belsunce (2014), se menciona que el gran número de actos criminales que suceden a diario generan que el delito sea tomado como un hecho más que forma parte de la cotidianidad. Por ello, no es extraño ver que el foco de atención esté puesto en los acontecimientos más macabros, dejando de lado el resto de sucesos después del día en que ocurrieron (De la Vega, 2014). Es decir, estamos en una sociedad donde se ha normalizado la violencia y el abuso.

En el libro Los relatos periodísticos del crimen, de Rey (2007), se afirma que el periodismo policial se convirtió en judicial, pues la tasa de homicidios demuestra que la criminalidad es un problema de gran magnitud y que no se trata de historias criminales aisladas. De esta forma, el crimen dejó de ser un tema tabú, del cual no se quería dialogar, y llegó a ser un problema de carácter institucional. A raíz de muchas noticias de este tipo, en el debate público se discuten temas vinculados con los derechos de las personas, las penas y se desliza la idea acerca de cómo modificar las leyes con la intención de que la vida de los ciudadanos no siga en riesgo por falta de políticas rigurosas.

La mujer como agente de cambio social

En el libro La mística de la feminidad (Friedan, 2009), se menciona que, alrededor de los años 1960, la revista McCall‘s mostraba a la mujer como un ser superficial, femenino y vinculado con el hogar, que no tiene la necesidad de desempeñarse en el ámbito laboral. Su preocupación máxima es mantener su cuerpo en buen estado para satisfacer a los hombres y cuidar sus hijos. En esa misma línea, Simone de Beauvoir, en su obra El segundo sexo (1949), sostiene que la capacidad procreadora de la mujer genera que ella lleve una vida en reposo a diferencia del hombre, pues este puede dedicarse a labores fuera del hogar, como la cacería. Es decir, hay una dicotomía muy clara entre las actividades que pueden desempeñar ambos géneros: lo femenino se asocia con lo pasivo, mientras lo masculino se relaciona con las labores que demandan mayor riesgo y esfuerzo físico.

Asimismo, Betty Friedan (2009) señala que la autora Margaret Mead es un referente clave en el feminismo, pues ella no solo creció en una familia de mujeres letradas, sino que también ella luchó por los derechos de las mujeres. En una de sus protestas manifestó que ser madre no debería ser tomado como una obligación natural, sino como un objetivo de vida.

Cabe resaltar que, ante esta distinción entre las labores ejercidas por los hombres y las mujeres, han surgido movimientos para generar un cambio en el que las mujeres también participen de la vida activa de la sociedad y sus derechos sean defendidos. En la obra Identidades feministas y teoría crítica, de Antón (2020), se afirma que el feminismo es considerado como una forma de lucha por la igualdad. Dentro de ella se encuentra la liberación sexual, la cual también le compete a la comunidad LGTBI. Este punto es crucial, pues la mujer no solo ha sido discriminada por no gozar de los mismos privilegios de los hombres, sino también porque sus deseos sexuales y su dimensión erótica ha sido reprimida.

En el libro Teoría King Kong (Despentes, 2007) se señala que las mujeres logran dar a conocer sus deseos sexuales de forma colectiva alrededor de los años cincuenta durante los conciertos de rock. Ellas expresan sus deseos sexuales. Sin embargo, los hombres prefieren ignorar aquella situación. Ello da cuenta de que la sexualidad de la mujer y su dimensión erótica ha sido reprimida y víctima de discriminación. Por ello, la lucha feminista también intenta que las mujeres puedan manifestarse sin ningún reparo ni pudor en cuanto al tema de sus instintos sexuales.

Reportaje periodístico

En la tesis Producción de reportajes en la sección «Nacional» de la revista Caretas: de la concepción del tema a la construcción narrativa, de Cabrera (2017), se indica que el reportaje es un género periodístico que se caracteriza por tener un matiz interpretativo y narrativo de un suceso de interés noticioso. En esa línea, Machaca (2017) recalca que un reportaje puede tener un tono literario, dependiendo de la prosa y el estilo de quien lo escribe. Esos elementos le brindarán una estética al texto, pues lo embellecerá al utilizar ciertos recursos de la literatura.

Por su parte, en la tesis ¿Cómo es el tratamiento periodístico del abuso sexual en los diarios Correo y Noticias durante julio, agosto, octubre, y diciembre de 2016? (Machaca, 2017), el autor cita a Martín Vivaldi, creador de la obra Géneros periodísticos, quien señala que la naturaleza del reportaje es principalmente informativa, y donde se narra un hecho de relevancia social. Ello significa un suceso que sea de interés público y que comprometa a la sociedad. Además, Osorio (2018) menciona que el reportaje siempre encierra algo desconocido, que aún no sale a la luz.

Taco (2017), por su lado, en su tesis El periodismo investigativo y el contenido del noticiero estelar de Unimax Canal 34 del Cantón Ambato, sostiene que el reportaje es un género que incluye temas de actualidad y de interés social. Para que este tenga un buen resultado final, es importante que se siga un buen guion, en el cual la información siga un orden y haya una descripción de espacios y situaciones. Todo ello debe hacerse con la intención de sumergir al lector en la atmósfera de lo que se está contando.

Asimismo, en el artículo «Reportaje: la metodología del periodismo», de Osorio (2018), se manifiesta que el reportaje destaca por ser una serie de sucesos que conforman un argumento. Para lograr aquello, es necesario utilizar una metodología para dar a conocer un hecho. En este proceso es indispensable la capacidad de observación, el acto de la entrevista y la labor de la reportería, pues ser partícipe de los acontecimientos será de gran utilidad para inmiscuirse en la historia. Es crucial el trabajo documental y de campo, pues, desde distintos ángulos, ambas formas de investigar nos proporcionarán la información necesaria para elaborar un reportaje.

Cabrera (2017) señala que hay diferentes tipos de reportaje. En primer lugar, se encuentra el reportaje político, el cual centra su atención en el actuar del presidente, ministros o parlamento y entidades legales. En segundo lugar, está el reportaje económico que se enfoca en el mundo de las finanzas y en la micro y macro economía. En tercer lugar, destaca el reportaje social, cuyo principal fin es dar a conocer los problemas de una sociedad, tales como injusticias, desigualdades sociales o situaciones tensas que se vivan en el sector de la salud, agrario, entre otros. En cuarto lugar, el reportaje cultural tiende a tocar temas vinculados con las expresiones artísticas, como teatro, cine, música, danza o literatura. Por último, se encuentra el reportaje deportivo que se enfoca principalmente en el fútbol, pero también en básquet, vóley, tenis, atletismo y natación.

La crónica periodística

En la tesis Características de la crónica periodística «Mirko Zimic contra los bacilos mutantes» (León, 2021), se afirma que la crónica tiene múltiples definiciones según la época y el país. No obstante, un aspecto que no ha cambiado con el tiempo es el hecho de contar un suceso real. Ello no significa que se prohíba tajantemente incluir algún elemento de ficción. Sin embargo, es importante hacer hincapié en que la esencia de la crónica es la realidad. Luego de tomarla como principal referencia, se pueden tomar otro tipo de licencias.

Asimismo, en el artículo «La crónica periodística. Evolución, desarrollo y nueva perspectiva: viaje desde la historia al periodismo interpretativo» (Gil, 2004), se menciona que un punto esencial de la crónica periodística es el valor de la actualidad, ya que se tiene la costumbre de dar a conocer información inmediata para que no se pierda la novedad. De lo contrario, el lector puede perder interés, pues es poco probable que alguien quiera enterarse de un suceso que aconteció hace mucho tiempo, cuyas repercusiones ya pasaron y no han dejado ninguna huella a través del tiempo.

Aparte del valor de lo actual, Gil (2004) señala que en una crónica se observa no solo la pluma del cronista, sino también la personalidad de este, cuál es su forma de interpretar la realidad, y cómo se dirige a la audiencia. Precisamente en ello radica el valor agregado de un cronista: su mirada propia y particular de los hechos, ya que, si el texto lo escribe otra persona, el enfoque de la narración cambiará radicalmente, pues no todos los seres humanos priorizamos los mismos aspectos, ni captamos los detalles de igual manera.

En el artículo «La construcción del narrador en la crónica periodística. Análisis de los textos de Alejandro Almazán» (Benavides, 2020), se señala que los cronistas del modernismo, como Rubén Darío, Manuel Gutiérrez Nájera o José Martí le proporcionaron un matiz literario a la crónica. Además de su pluma, cada autor tenía una sensibilidad distinta de los hechos que observaban. Ello se plasma en las descripciones de espacios. Al respecto, Payán (2016) en la tesis La crónica periodística latinoamericana: recursos literarios, afirma que el hecho de incluir lugares en las crónicas da cuenta de las tradiciones o costumbres de un determinado espacio. Y, también, el valor de este tipo de textos radica en mostrarnos un aspecto que quizá pueda pasar desapercibido de un lugar o que nadie haya prestado atención.

Otro aspecto fundamental en una crónica es la labor del narrador, porque su voz es la que le otorgará un valor especial a un determinado espacio; es decir, es el encargado de resignificar un lugar y proporcionarle un simbolismo o una identidad propia (Payán, 2016). En cierto modo, el narrador es una suerte de crítico, ya que primero analiza el espacio, las condiciones físicas, y luego expone su punto de vista, valiéndose de figuras literarias, como la metáfora, el símil o cualquier otro recurso que lo ayude a recrear un ambiente.

Vale la pena resaltar que, según Benavides (2020), los narradores pueden caracterizarse por no ser identificados, es decir, nos narran los hechos desde el mundo exterior, o pueden formar parte de la historia y ser protagonistas o antagonistas. En cualquiera de estos casos se puede emplear la primera, segunda o tercera persona. La elección de cualquiera de estas tendrá una razón de ser. Quizá la primera o segunda generan un compromiso directo con el lector y con los eventos que suceden durante la historia.

La entrevista

En la tesis La inteligencia emocional en el entrevistador periodístico: competencias y formación (Del Henar, 2012), se señala que la entrevista es la vía por la cual el periodista y la fuente interactúan. El periodista tendrá que buscar al especialista adecuado para que le brinde la información que necesita.

Del Henar (2012) manifiesta que, de acuerdo al vínculo que exista entre estas fuentes y los periodistas, dependerá la forma en la que aparecerá la información citada. Por ejemplo, la regla de registro es aquella en la que se identifica con claridad el nombre de la persona, grupo o institución. Siguiendo con este autor, la regla de reserva se caracteriza por no mostrar el nombre de la fuente por motivos de seguridad personal. Bajo esas circunstancias, lo que se hace es citar el ambiente en donde se desenvuelve la fuente.

Asimismo, Del Henar (2012) sostiene que, en el caso de la regla del plagio, no está permitido citar el entorno cercano del individuo que brinde los datos. Por ello, el periodista recurre a utilizar frases generales que no comprometan a ninguna fuente, tales como «se ha podido indagar que» o «se conoce que». Por su lado, la regla del silencio, llamada también off the record, no admite que la información proporcionada por el entrevistado sea expuesta bajo ninguna circunstancia, a menos que cambie de parecer en el proceso.

Cabe resaltar que, en la tesis Análisis de los estándares de calidad periodística en las entrevistas políticas de El Tiempo y El Espectador durante la campaña presidencial de Colombia entre enero y agosto de 2018, de Rivera (2021), se explica que la importancia de la entrevista radica en que este género permite obtener datos relevantes brindados por especialistas. Sin embargo, cabe la posibilidad de que muchas entrevistas y tipos de preguntas pierdan valor noticioso y relevancia periodística con el paso del tiempo. Por ello, es vital que el periodista esté enterado del acontecer nacional e internacional para tener la primicia y sacarla a la luz en el momento idóneo.

De otro lado, en la tesis Análisis del género entrevista en los medios de comunicación digital españoles, (Olmedo, 2014), se sostiene que hay distintos tipos de entrevistas: literarias o ficticias y reales. El periodismo utiliza estas últimas. En el caso de ellas, destaca el famoso estilo pregunta-respuesta, el cual se usaba para transcribir interrogatorios judiciales. Esa forma perdura hasta la actualidad y es la más difundida, ya que la audiencia puede conocer, en tiempo breve, la información que tanto ansía saber.

Precisamente, en el libro Manual de la entrevista periodística, de Cantavella (1996), se precisa que la entrevista más común es la que incluye declaraciones. Esta resulta sencilla de leer y permite que el lector tome conocimiento de un hecho de importancia actual y social. En cambio, las entrevistas de personalidad tienen un valor distinto, pues estas se caracterizan por ser ligeras y, en algunas ocasiones, pueden incluir un hecho noticioso en medio del diálogo. Es decir, en esos casos, lo que suscita mayor interés en el público es el prestigio y la trayectoria del personaje.

En cuanto a los inconvenientes posibles durante el desarrollo de la conversación entre el periodista y el personaje, Santamaría (2011) menciona, en su tesis La entrevista periodística: ¿género o herramienta? que, en algunas ocasiones, el entrevistado no muestra mucha disposición a la hora de brindar información. Ello se puede plasmar en un trato poco cordial. A pesar de este tipo de inconvenientes, el periodista tiene que ver la forma más idónea por la cual obtener los datos más importantes. Para ello tendrá que optar por algún tipo de entrevista, dependiendo de la fuente y de la información que necesite.

Metodología

Esta investigación fue aplicada, ya que buscaba resolver un caso práctico, de interés para el periodismo policial, gonzo y narrativo de América Latina. Su nivel de investigación fue descriptivo; y el diseño, no experimental y cualitativo, porque no se altera ningún dato ni se pueden establecer rangos de inferioridad o superioridad. La técnica utilizada fue el análisis de contenido y el instrumento, la matriz de análisis. Se empleó la teoría feminista para analizar de qué manera son expuestos los personajes femeninos en el trabajo periodístico de Garro.

Este trabajo ha abordado, como caso de estudio, el reportaje periodístico «Mujeres perdidas. Reformatorio de señoritas», escrito por Elena Garro y publicado por primera vez en la revista Así en 1941, reeditado por Gonzo periodismo policiaco retro 01. de Producciones El salario del miedo en 2014 y publicado posteriormente en la página web Metrópoli Ficción en 2017. Este texto trata sobre la experiencia de Garro, como una supuesta ladrona, en el reclusorio. La finalidad de este trabajo no solo ha sido contar su testimonio, sino también narrar al detalle cómo es la vida en aquel lugar, con el propósito de que los lectores se percaten del gran problema que representa la delincuencia en la sociedad y todo lo que ello acarrea. La población ha sido igual a la muestra; es decir, el reportaje de Garro.

En el presente trabajo se ha optado por escoger este texto elaborado por la periodista y escritora mexicana Garro, debido a que su figura es de gran prestigio en las letras hispánicas. Además, su investigación da cuenta de un problema esencial en Latinoamérica: la criminalidad y el mundo delincuencial. De esa manera, este reportaje puede ser considerado como una contribución al campo periodístico, porque además de aportar información relevante, induce a que el lector desarrolle una mirada crítica de su entorno y reflexione sobre su propia sociedad.

Resultados

En 1941, en la revista Así, salió publicado el reportaje periodístico realizado por la periodista y escritora mexicana Elena Garro. La reedición de dicho texto se publicó, en 2014, en Gonzo. Periodismo policiaco retro 01, de Producciones El salario del miedo y, posteriormente, publicado en la página web Metrópoli Ficción.

En este reportaje, Garro cuenta su experiencia acerca de cómo es vivir en la Casa de Orientación para Mujeres, lugar donde se encontraban recluidas un grupo de adolescentes delincuentes. El primer paso para llevar a cabo dicha aventura fue que Garro logró ingresar al reclusorio gracias a un oficio donde se señalaba, falsamente, que ella era una ladrona. Desde este primer momento, se puede observar que Garro trata de erradicar la noción de «ángel del hogar»; es decir, aquella mujer que es vista como un ser que se dedica a labores domésticas y que está subordinada al hombre. Garro, al ejercer esta labor de periodismo gonzo, rompe con los parámetros tradicionales de las labores femeninas (hogar o cuidado de hijos) y, más bien, nos muestra que la mujer, al igual que el hombre, puede desempeñar actividades fuera de casa, que demandan cierto nivel de riesgo.

La crónica está dividida en las siguientes secciones: El despertar, El baño, El taller, Por la tarde, Disputas y chismes, Nostalgia de la libertad, Isabel, Una historia vulgar, De Monterrey a …, Un señor respetable, El horror del contagio, Nuevo día, «Bendito» entre las mujeres, Despedida, ¡A Coyoacán! y Primera noche.

Al inicio, cuando Garro llegó al reclusorio, se encontraba mal vestida e intencionalmente quería dar la impresión de ser una menor de edad. Al ingresar en el patio del lugar, sintió pena al ver la apariencia de las delincuentes, pues ellas tenían un aspecto enfermizo y desaliñado. En esta escena, es posible notar cómo se rompe con aquella idea clásica de que la mujer es sinónimo de belleza y delicadeza, ya que estas jóvenes, al no estar bien vestidas, reflejaban que no habían llevado una vida pasiva al cuidado del hogar.

Un grito y el sonido fuerte de un silbato ocasionaron que Garro se despertara a las cuatro de la mañana. Sin estar totalmente lúcidas y con frío, un gran grupo de chicas jóvenes tuvo que tender sus camas y hacer otro tipo de quehaceres como trapear los suelos. Mientras Garro observaba no sabía muy bien cómo dirigirse hacia ellas. Una de las presas, llamada Lola, se le acercó y le dijo de manera amable que ella la podía ayudar.

Después de que las reclusas hicieron su respectiva limpieza, se dirigieron al patio de deportes. Garro reparó en que una chica, de nombre María de la Luz, se encontraba aislada y le preguntó a una presa llamada Piedad por qué esta joven no estaba dentro del grupo, y le contestaron que había sido castigada debido a que se había peleado con una celadora, motivo por el cual la raparon y la dejaron a un lado.

Tenía la nariz morada por el frío y un gesto rígido y desafiante; me pareció que su delito no era tan grave y que el castigo era demasiado duro. Estaba humillada e impotente, expuesta a todas las miradas; su única defensa era el gesto desafiante y el silencio sombrío en que se aislaba. En ese momento no me pareció muy pedagógico corregir así a una adolescente, aun cuando ignoraba en realidad cuál era la falta cometida. (Garro, 2017)

De la cita anterior podemos inferir que Elena Garro, desde su óptica de cronista, realiza una descripción física de María de la Luz, la presa castigada, con la intención de que el lector conozca qué implica una sanción dentro de un reclusorio y cómo las bajas temperaturas pueden empeorar la situación aún más. Además, cabe señalar que Garro no solo se limita a narrar lo que observa, sino también brinda una opinión, ya que expone su parecer al mencionar que no cree que sea adecuado corregir de ese modo a una delincuente tan joven.

Cuando se encontraban en el baño, Garro observó que, con total desparpajo, se quitaban la ropa.

–¡Báñate güera!– me decían. El agua nos caía como una puñalada; temí morir de una pulmonía. Ellas, familiarizadas, se paseaban desnudas y se vestían lentamente, sin temor al frío y sin ningún pudor; algunas se cruzaban miradas coquetas y provocativas. (Garro, 2017)

La periodista notó que las demás no le tenían confianza. Sintió ganas de preguntar por qué se comportaban así con ella. Sin embargo, no lo podía hacer, pues Lola no le daba permiso de conversar. Le causó sorpresa ver a unas mujeres embarazadas y sintió pena por cómo podían permanecer en ese estado en un ambiente tan adverso como un reclusorio. Esta escena es muy significativa, pues nos muestra que la gestación no necesariamente es un estado de paz, en que la mujer debe permanecer en casa, sino más bien, por el contrario, en este caso las embarazadas tenían que estar en un ambiente que comúnmente se vincula a los hombres que han cometido algún acto delictivo.

En otro momento, Garro sentía que una muchacha de nombre Manuela la miraba. Lola le dijo que no estaba permitido hablarle, de manera que la periodista, hasta cierto punto, tenía algunas limitaciones. Observaba que, en el patio, el ambiente era muy tenso, pues las presas se ofendían unas a otras sin tratar de hacer escándalos, pues estaban siendo vigiladas por las celadoras. Se creaban bandos a medida que se difundían chismes y habladurías.

Garro logró entrar al taller de Economía. Mientras comían buñuelos, Lupe R, una presa robusta, le dijo que ella solo quería ser amiga de Lola. Le dijeron que no se llevara con Lola, pues al comienzo las trata muy bien y luego deja que caigan solas. Y Garro dijo que Lola le había dicho que no se vinculara con ninguna, sobre todo Manuela.

Cuando salieron del taller, Lola le recriminó por qué había estado hablando con las presas, si le había dicho que no lo haga. Garro le contestó de modo molesto, pues parecía que Lola quería tener cierto dominio sobre ella, a tal punto que le preguntó sobre su vida pasada. La periodista mintió y logró que ella se conmoviera con su historia. En otro momento, Lola le contó que una amiga la indujo a la mala vida y luego la detuvieron y la llevaron al reclusorio. En estas escenas, podemos ver los mecanismos que utiliza Garro, como cambiar la versión de los hechos sobre sus experiencias, con la finalidad de que no sea descubierta, pues su objetivo era investigar lo que sucedía dentro del reclusorio.

Luego se formaron para dirigirse al taller de overoles. Manuela se acercó violentamente donde Garro y le preguntó qué le había dicho Lola sobre ella. La periodista contestó que no le comentó nada. Cabe recalcar que Manuela era la única que no se pintaba y no solía trabajar en las máquinas.

Garro se enteró de que un grupo de presas dijo que Lola odiaba a Manuela porque habían sido amigas y luego la dejó. En otro momento, una reclusa llamada Emma le insinuó que en el reformatorio se amaban entre mujeres. La periodista sintió horror al oír aquellas palabras.

Después de advertir cómo son las relaciones entre mujeres en el reclusorio, es importante señalar dos puntos: la sororidad y la homosexualidad, tópicos tratados por el feminismo. La complicidad y apoyo entre mujeres, llamada sororidad por los círculos académicos, está presente en este reportaje cuando Garro menciona que no todas las reclusas tenían una buena relación. Precisamente, las feministas tratan de erradicar esta idea de competencia o enemistad y, más bien, intentan promover que entre las mujeres exista unión y respeto. En cuanto al tema de homosexualidad, cabe recalcar que, según la obra Identidades feministas y teoría crítica (Antón, 2020), tanto el feminismo como la comunidad LGTBIQ+ comparten un mismo propósito: oponerse a la existencia de solo dos géneros. De esta manera, el reportaje de Garro apoya esta idea, pues las mujeres no son expuestas de una manera tradicional, sino más bien, se las muestra como seres aguerridos y que pueden llegar a desarrollar homosexualidad.

Las actividades en la Casa de Orientación para Mujeres básicamente consistían en amaneceres, descanso, trabajo y comida.

No había posibilidad de escoger, de decidir por una misma y no había manera de escaparse de unas tareas determinadas. ‘Perder la libertad’, me di cuenta, era, ante todo, perder la capacidad de elección. Todas dábamos vueltas a la noria, mecánicamente, no contra nuestra voluntad, sino ‘sin voluntad’, ¿qué importancia tenía frente a este vacío todo lo demás? (Garro 2017)

Al expresar su sentir, la periodista no solo tiene la expresa intención de revelar las condiciones en las que vivían las reclusas, sino también vemos cómo ella hace un análisis e interpreta los hechos. Precisamente, en ello radica la particularidad y el valor del periodismo gonzo, en informar una problemática y en sacar conclusiones a partir de lo vivido.

Poco a poco fue desapareciendo la inquietud que sentían las reclusas por Garro y viceversa. En una ocasión, la periodista había tenido un altercado con Lola, lo que propició que casi ya no se comunicaran. El resto de reclusas la miraban desinteresadamente y dejaron de verla como la nueva, pues ya conocían cuál era su historia de vida. A su vez, a Garro dejó de importarle cómo tergiversaban el delito que supuestamente había cometido.

Se hablaba de la calle como si fuese un espacio abandonado y distante. Las reclusas de la banda de música que tenían la oportunidad de tocar en las calles despertaban envidia. Y cada vez que llegaba el profesor de la Banda o cuando iba el reportero gráfico de Así a tomar fotografías, las presas se le acercaban con coquetería.

Nunca había visto alumnas más conmovidas y coquetas con los profesores, salvo, quizá en la Facultad de Filosofía y Letras. (Pero allí la coquetería era menos inocente y directa: la vanidad y el esnobismo empujaban a mis compañeras universitarias, en tanto que a estas las movía el sexo y la posibilidad de ‘oler’ en el Profe el aroma de la calle, como los perros encerrados que saludan al visitante). (Garro, 2017)

En este punto, podemos apreciar cómo Garro realiza una comparación entre las mujeres que conoció en el reclusorio y las del ámbito académico, quienes estudiaban Letras. Lo hace con la intención de evidenciar que el comportamiento a veces puede variar de acuerdo con la clase social a la que uno pertenece. No en vano, comenta sobre chicas de dos espacios opuestos: el delincuencial y el académico. Además, utiliza un símil y expresa que tanto las presas como los perros, al estar confinados, tenían ansias de sentir la esencia callejera. En este punto cabe mencionar el término de civilización y barbarie, pues Garro hace una dicotomía entre el gremio intelectual y el lumpen, y sitúa el primero como un espacio de mayor estatus donde se encuentra la gente que ha recibido una educación letrada. Y, por el contrario, la barbarie, según la cronista mexicana, estaría representada por las mujeres presas que han perpetrado algún hecho delictivo.

Un día, Garro se separó de sus compañeras y paseó por los patios. Mientras caminaba se le acercó una chica, a la que antes no había prestado atención, se llamaba Isabel.

Al poco tiempo de hablar con ella me di cuenta de que era hermosa; tenía la piel morena pálida y transparente, los ojos largos, como los de las gitanas, y el cabello, negro y ondulado, le caía hasta los hombros. La sonrisa, curvada y dulce, dejaba ver sus dientes casi perfectos. Y la envolvía una indefinible tristeza. (Garro 2017)

Conversaron un buen rato antes de dormir. Se hicieron amigas e Isabel le hizo varias confesiones a Garro.

Podemos notar cómo la periodista hace una descripción detenida y pormenorizada de la apariencia de Isabel con la intención de que el lector del reportaje pueda imaginarse y hacerse una idea clara del físico de la reclusa Isabel. A sus 13 años tuvo un novio que la violó. Llegó a su casa y ocultó lo que había pasado. Luego descubrió que estaba embarazada y acudió donde Raquel, su cuñada. Ella le dio dinero y una carta para una tía que vivía en Monterrey. Le dijo que no volviera, pues si lo hacía le darían una paliza.

Cuando llegó a Monterrey, se encontró con la tía, quien era francesa, y le enseñó cómo ganar dinero. Abortó tres veces y se enfermó de sífilis. Después se percató de que su novio había sido un tratante de blancas. Se curó con lo que Madame, su protectora, ahorró en su alcancía. Le recomendó que cambiara de clima y le dijo que vaya a Querétaro. Dejó de alcanzarle el dinero para el tratamiento médico. Por ello, empleó remedios caseros y empeoró. La mandaron a Morelia, donde la situación fue desfavorable y la llevaron a México sin ninguna recomendación. Estando mal de salud, y con escasos recursos le resultó muy complicado sobrevivir.

Después del hospital fue trasladada a Coyoacán. Su contextura era muy delgada. Luego de haber estado tres años recluida, se fue a vivir con su hermana casada, su única pariente viva. Gracias a su cuñado, consiguió trabajo. Después de un tiempo, notó que un hombre, todas las tardes, la seguía. Le compraba ropa nueva, le daba dinero y le propuso matrimonio. A los pocos meses, estuvo embarazada nuevamente, y se lo hizo saber a su amante. Y, desde ese instante, no lo vio más.

Su hermana y su cuñado la notaron extraña. Se percataron de que había faltado al trabajo. En vista de que le dieron una paliza, decidió escaparse sin avisarle a nadie.

Se fue a vivir a la casa de una compañera en Coyoacán. Vendía lo que su amigo le había regalado mientras cobijaba la esperanza de que su amigo la buscase. Como no lo hacía, ella lo buscó.

Cuando llegó donde él vivía, se percató de que él tenía un hijo y estaba casado. Se sintió tan desilusionada que prefirió regresar a su casa. Su cuñado le dio una paliza, lo que originó que ella se pusiera muy grave. Su hermana la llevó de nuevo a Coyoacán. Cuando llegó al reformatorio abortó debido a los golpes que le habían propinado sus parientes, y en el momento en que Garro la conoció, Isabel tenía mes y medio de haber estado por segunda vez presa. Estaba a punto de cumplir los 19 años.

De la vida de Isabel es posible inferir que la mujer es víctima de abusos no solo físicos sino también psicológicos. Al respecto, en la obra Identidades feministas y teoría crítica, de Antón (2020) se menciona que, en 2019, el feminismo tuvo una gran acogida en España, debido a que manifestó que luchaba para que se brinde un trato igualitario a las mujeres, de manera que ellas no sigan siendo víctimas de machismo u otro tipo de discriminación.

Una noche, estaban todas juntas sentadas en unas bancas en el corredor. Algunas permanecían en silencio. Otras se decían secretos entre ellas. Garro sintió tristeza al verlas. Y, cuando se dirigieron al comedor, vio que las reclusas comían con avidez. La periodista hizo el esfuerzo de comer, pero el ambiente le impedía hacerlo, pues le causaba cierto desagrado.

Una vez, un doctor mencionó que todas las reclusas tenían enfermedades venéreas. Esta situación causó gran impacto en Garro y no pudo olvidar aquella frase del médico durante toda su estadía en el reclusorio. Ello, en parte, generó que ya no sintiera ganas de alimentarse, y solo comía golosinas. Una de las señoritas, apellidada López, se le acercó y le preguntó que por qué no ingería los alimentos del lugar. Garro dijo que no le apetecía nada.

En este punto podemos percibir cuáles son los riesgos que puede atravesar una periodista como Elena Garro al sumergirse en un medio que no solo le resulta ajeno, sino también peligroso. Por ello, vale la pena reflexionar hasta qué punto es dable y prudente que un reportero llegue a correr ciertos peligros con el fin de conocer la noticia e inmiscuirse en el fondo de los hechos. A propósito de esta situación vivida por Garro, cabe recalcar que en la obra Identidades feministas y teoría crítica (Antón, 2020) se señala que la autora Clara Serra (2018) expresa que la fuerza no solo es exclusiva de los seres masculinos y el poder seductor no solo le compete a los seres femeninos. Esto es crucial para entender que el periodismo gonzo, al ser una actividad que implica varios riesgos, únicamente no la desempeñan los periodistas hombres, sino también las mujeres.

Mientras todas hacían las labores de limpieza, la nueva reclusa, llamada Esther, de 16 años, era bailarina de cabaret y la única que permanecía de pie. A la hora del desayuno, se negó a comer. Hablaba sola y tenía piojos.

El día en que llegó Armando, el fotógrafo de Así, hubo una gran ira en el reclusorio. Garro, por su parte, intentó no llamar la atención para no quedar en evidencia. Entre las presas murmuraban y hablaban con furia sobre el fotógrafo. Decían que, si les llegaba a fotografiar, ellas le propinarían un golpe.

Ese día, Armando pasó toda la mañana en ese lugar, tomándoles fotografías y siguiéndolas en cada actividad que realizaban. Las presas se percataron de que Armando fotografiaba con especial atención a Garro. Por ello, las reclusas le preguntaron si es que ella había matado a alguien y que quizá por eso la retrataban con tanta insistencia.

Cuando tocó la hora de comer, aparecieron dos reclusas nuevas: una sirvienta acusada de robo y una niña que había sido víctima de violencia doméstica. Mientras comían Lucía dijo que cuando el pajarito canta tres veces es señal de que ingresa una nueva reclusa o sale una de ellas. Garro dijo que ella sería la que saldría y que la llevarían a Coyoacán por órdenes de la señorita Romero. Cuando tocó la hora de irse, todas se despidieron de Garro diciéndole gûera. «Hasta la severa Modesta me dio consejos a la salida. Y me apretó la mano de la tempestad, con la ingenua esperanza de que nuestro país renuncie a su política de ‘garantías sociales’» (Garro, 2017).

La señorita Rico llevó a Garro a un establecimiento para delincuentes. Una vez que llegaron, la directora condujo a la periodista por las inmediaciones. Ella se quedó sola en la enfermería. Le dijeron que la llevaron allí para hacerle un examen médico, lo que ocasionó que se pusiera a llorar al ver que la revisarían. Las demás enfermas trataron de calmarla.

En otro momento, recordó que tenía cigarros. Se los entregó a una de las mujeres, pues le informaron que si la descubrían fumando la raparían. Luego de dos horas, la directora la llevó a la sala médica. Apenas terminó salió con su certificado de salud y con un uniforme de color rosa. La colocaron en el grupo de las sanas y se dirigió al comedor. Después de tres pitazos fueron al dormitorio. Era grande, ya que cabía gran cantidad de camas. Garro se sentía observada por las demás. Varias se le acercaron y le formularon algunas preguntas.

La directora llegó y dijo que hacía falta convocar a la secretaria de teatro y literatura. Una de ellas propuso a Garro, pues dijo que parecía inteligente. Varias apoyaron la idea, pero la periodista no quería. Finalmente tuvo que aceptar con cierto remordimiento, pues era consciente de que estaría allí solo unos días más. Luego todas se fueron a dormir por órdenes de Mamá Aurelia.

Discusión

Este reportaje tiene un gran tinte interpretativo, pues la periodista muestra cuál es su sentir ante las situaciones que vive en el reclusorio. Ello hace que este texto también pueda ser considerado una crónica al tener gran carga emocional y subjetiva, ya que, si los hechos fueran narrados por otra persona, la historia sería totalmente distinta.

En cuanto a las técnicas utilizadas por Garro para obtener información significativa, destacan la observación y la entrevista. Es importante que todo cronista desarrolle esta cualidad, dado que antes de hacer preguntas, es crucial tener una visión panorámica de los hechos; es decir, analizar el ambiente y la conducta de los individuos en cuestión. Ello se puede ver en las descripciones detalladas del físico y la personalidad de las reclusas.

En relación con la entrevista, podemos decir que esta es una herramienta muy utilizada por los periodistas para obtener información esencial. Sin embargo, Garro no empleó esta técnica de manera tan evidente, ya que ella no estaba en el reclusorio como periodista, sino como una ladrona. Por esta razón, es que ella sutilmente intentó ganarse la confianza de las presas para que, de forma natural, las demás le vayan contando aspectos más privados de su vida, y ocasionalmente Garro formulaba preguntas, pero trataba de hacerlo sutilmente para no levantar sospechas.

De otro lado, es posible notar que, tanto la labor ejercida por Garro y las actividades desempeñadas por los personajes femeninos en el reportaje, rompen con la idea clásica y tradicional de la figura de la mujer en una sociedad heteronormativa. Ello se evidencia en que la cronista mexicana asume un rol muy arriesgado al fingir que es una delincuente. Ello va en contra de la idea de ángel del hogar, como aquella mujer que tiene un papel pasivo y que principalmente se encuentra en casa. Por su parte, las mujeres del reclusorio que aparecen en la crónica son descritas de diferentes formas: como delincuentes, sucias, conformistas, melancólicas y algunas parecen sentir atracción por otras presas. La naturaleza corrupta de las reclusas de la crónica da cuenta de que la mujer, al igual que el hombre, tiene la capacidad para ejercer actos delictivos, lo cual se contrapone con lo que establece la sociedad patriarcal, en la que solo los hombres pueden cometer hechos peligrosos.

En suma, el trabajo reporteril realizado por Garro advierte que la delincuencia y la trata de personas de mujeres son problemas medulares en la sociedad latinoamericana, pues no en vano la periodista mexicana le ha dedicado todo un reportaje al tema. Podría decirse que su trabajo era hasta cierto punto detectivesco, pues ella logró ingresar a un reclusorio, haciéndose pasar por ladrona, con el objetivo de investigar y obtener información. Esta labor se asemeja mucho a la actividad que realizan los agentes policiales, cuando hurgan documentos y entrevistan a una serie de sospechosos y testigos de un caso.

Conclusiones

El reportaje periodístico «Mujeres perdidas. Reformatorio de señoritas» puede ser considerado como un testimonio de una de las presas acerca de lo que significa haber sido recluida luego de haber cometido un acto delincuencial, ya que Garro se logró insertar en el reclusorio y pudo conocer de primera mano cuáles eran las actividades que tenían que llevar a cabo las mujeres presas y cómo ellas eran tratadas por las autoridades del reformatorio.

La periodista mexicana le dedica varias páginas a contar de manera sucinta la historia de Isabel, aquella joven que fue violada, que terminó embarazada, abortó más de una vez y se enfermó de sífilis. El hecho de mostrar estos sucesos tiene como objetivos informar e inducir a que los lectores reflexionen sobre lo que significa ser mujer en una sociedad que, muchas veces, no protege y se muestra indiferente ante los problemas que atraviesan las jóvenes en relación con la educación sexual.

Al contar la historia de Isabel, Garro menciona que aquella joven fue víctima de un tratante de blancas que se hizo pasar como su novio. Al exponer este tema en este reportaje se pretende que los lectores conozcan cuál es la realidad que atraviesan miles de mujeres en México que caen en manos de proxenetas que las explotan sexualmente y las tratan como esclavas. Esta sección también puede considerarse como un llamado a las autoridades con el fin de que conozcan al detalle todos los infortunios que padecen estas jóvenes y tomen medidas contundentes con la finalidad de detener este mal endémico que aqueja a la sociedad.

Por otro lado, este reportaje pertenece al género del periodismo policiaco, ya que desmantela una problemática vinculada con hechos delincuenciales; es decir, que atentan contra lo legal. Durante la narración se cuentan hechos relacionados con el robo, lo criminal, el maltrato a la mujer y la trata de personas. Es decir, la atmósfera de la historia está ensombrecida por una sociedad que carece de valores y donde las protagonistas son víctimas de un sistema patriarcal que no las protege.

Asimismo, este trabajo de Garro puede ser tomado como una fuente importante que contribuye a la lucha feminista que se vive en 2024, pues los hechos que se cuentan reflejan que, tanto las mujeres como los hombres, tienen capacidad para llevar una vida delincuencial y sentir deseos sexuales. Ello es de suma importancia, pues durante mucho tiempo las mujeres no podían expresarse sin tabúes y tenían que mantener en secreto su dimensión sexual y erótica. Además, ni Garro ni ninguno de sus personajes femeninos del reportaje se desenvuelven en un espacio privado; es decir, en un ambiente familiar, doméstico o de armonía. Por el contrario, tienen que lidiar con un sistema heteropatriarcal que no las respalda y, como producto de ello, debe enfrentar una vida dura, carente de privilegios, en un reclusorio.

Finalmente, gracias a esta crónica periodística de Garro y a sus descripciones pormenorizadas, se puede concluir que la rutina en el reclusorio puede ser tan agobiante y asfixiante que el ambiente de encierro puede propiciar que las presas desarrollen un ánimo pesimista y defensivo. Ello se plasma en las peleas continuas que ocurren con frecuencia dentro del reformatorio y la envidia que sienten cuando se enteran de que alguna saldrá a la calle.

 

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Angie Anticona Alegre

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Perú.

Autora del libro Óscar Colchado Lucio, el retratista de las cordilleras. Magíster en Literatura Hispanoamericana por la Pontificia Universidad Católica del Perú y licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Actualmente es asistente de docencia de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2306-4827

              pcavaant@upc.edu.pe

© Los autores. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC - BY 4.0).

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